martes, 20 de noviembre de 2012

Wititis


Danza autóctona nacida de una leyenda de la cultura aymara

La furia del dios Sol enamorado envió a los Wititis para hacerle justicia


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La danza de los Wititis
El patrimonio intangible de los bolivianos, cuenta en su seno una de las danzas que debe su origen a una leyenda extractada de la cultura aymara, según los datos obtenidos, la furia del Dios Sol quien estaba enamorado de una doncella envió a los Wititis para hacerle justicia por la traición de la imilla.

LEYENDA

Según la leyenda de los Wititis, existía un pueblo cerca a las orillas del lago Titicaca, vivía una jovencita muy hermosa, su belleza cautivó al Dios Sol y éste se enamoró profundamente de la doncella, encantado por su beldad. Pero el Dios Sol no se esperaba la llegada de extranjeros, de alta estatura, ojos claros, pelo de color oro.

La belleza de la imilla, también atrajo a los extranjeros y uno de ellos quedó embrujado por su belleza, el sol al ver que la imilla correspondía el cortejo del extranjero, se puso celoso y castigó a la joven mujer quemando su rostro con sus rayos solares.

Además castigó al pueblo enviando a sus hijos como Guerreros del Sol (Wititis), para echar a los extranjeros y convertirlos en Mallcus (cóndor), por la osadía de la joven pareja enamorada. Pero el desamor puso triste al Dios Sol y comprendió que no debió enamorarse de una mortal.

De esta forma los Wititis ahora son parte de la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, son danzarines que bailan en devoción a la Virgen Candelaria, afirmando en su oración "Nuestra señora del Socavón, Estrella de la mañana ruega por nosotros".

"Mamita del Socavón por ti danzamos cuerpo y alma, en la solemne liturgia del carnaval, acoge benignamente nuestros sacrificios y nuestro homenaje", es una de las estrofas de la Oración del danzarín dedicada a la Virgen del Socavón.

HISTORIA

Los primeros Wititis se presentaron por primera vez en un Festival Folklórico anual auspiciado por el municipio de La Paz, esta danza es practicada sólo por cinco personajes en la actualidad en el Cantón de San Martín de Iquiaca en La Paz, en 1955, causando sensación, llamando la atención de propios y extraños, entre ellos investigadores que quedaron pasmados por el hallazgo.

Los mismos quedaron sorprendidos por las averiguaciones concluyeron que es una autentica demostración de la cultura aymara, pero lastimosamente los estudios no concluyeron las averiguaciones y aún se tienen muchas dudas respecto a esta cultura misteriosa y su origen en el altiplano.

Enamorados por esta misteriosa cultura, folkloristas presentan esta danza en el Carnaval de Oruro en 1981 haciendo diferencia entre las danzas autóctonas.

Por otro lado el conjunto Folklórico Wititis se origina en base a la cultura aymara, que denominaban la danza como "vitithi" teniendo como significado etimológico "andar a prisa", concepto que tiene relación con elementos de la danza.

La iniciativa de presentar esta danza nace cuando los investigadores retornaron al mismo festival donde se vio por primera vez este baile ágil, en el que se desmejoraron muchos aspectos, por ese motivo para mantener la esencia y rescatar esta expresión andina nace el Conjunto Folklórico Wititis.

FUNDACIÓN

El conjunto fue fundado el 7 de octubre de 1980 con el impulso de Magalí Fuentes, una profesora de danza clásica y folklórica, acompañada de jóvenes entusiastas que ahora hacen gala de esta expresión original de las culturas bolivianas.

Antes se podía observar a pocos integrantes en este conjunto, pero desde hace un par de años se pudo apreciar que el conjunto incrementó su número de danzarines, jóvenes y vigorosos, exponiendo una danza que por esencia llama la atención de propios y extraños, al igual que la música.

DANZA

El orden jerárquico de la danza consiste en un estamento compuesto primero por los Mallkus, luego los Wititis, detrás de ellos las señoritas y luego los integrantes del grupo de músicos que también son parte del conjunto autóctono además de ser un grupo atractivo de músicos por su entusiasmo.

El paso de los wititis es peculiar porque están basados en tres pasos para avanzar y dos para retroceder, los Wititis tienen la peculiaridad de chicotear el suelo con fuerza una soga, en cambio los Mallkus también se basa en el mismo paso pero con la diferencia de extender las alas en forma inclinada, como si quisieran emprender el vuelo, las imillas también siguen el mismo paso pero más cerrado a comparación de los varones.

MÚSICA

Originalmente el grupo de músicos estaba compuesto de cinco personas que interpretan dos tambores y tres ejecutantes de aerófonos denominados pfalawitas (quenas de boquilla con dos orificios delanteros y uno posterior), pero para presentarse en el fastuoso Carnaval este grupo debe incrementar el triple de músicos o más aún.

La canción que se interpreta tiene un matiz nativo porque está basada en la instrumentación, tomando como líder al instrumento de la pfalawitas, la quena quena como un instrumento variante, con el ritmo de wankaras y tambores.

Los músicos deben utilizar un pantalón tipo europeo, un levitón largo cuyos faldones se encuentran cortados en varias partes y ribeteados con tela de colores, un ponchillo corto, adornado con tres estrellas de plata sobre el pecho y en la cabeza un sombrero ovejón, con una faja de plata muy labrada que rodee el sobre de ala ancha, para que en la copa del sombrero se pongan plumas verdes y en su penacho flores de papel rodeado de plumas de colores.

ATUENDO

El Wititi utiliza un calzón muy pegado a las extremidades inferiores, confeccionado de cordoncillos de colores: Rojo, negro y blanco, formando una tela de tejido extraño que cubre los muslos hasta media canilla semejante a una malla de ballet, el pantalón termina con un cinturón de cascabeles en las rodillas.

En la cintura un remanazo o faja de color café que pasa inadvertido en el vestuario, también llevan una chaquetilla de la misma tela del calzón y muy ajustada al cuerpo.

También portan una careta en base a cuero de oveja, con la forma de la faz de un hombre con bigotes, cuya nariz debe ser pronunciada, también llevan una especie de peluca hecha de cordoncillos gruesos rojos, en la parte Fontal de la careta deben estar tres cuernos puntiagudos, también fabricados de cuero, en la punta deben estar unas bolas o esferas rojas.

Las señoritas portan alrededor de 10 polleras y una encima de color blanco cuidadosamente plisada, los brazos abultados en tela blanca, las manos con mitones de colores, un ponchillo de color rojo y dos fajas anchas que se cruzan en el pecho y la espalda.

En la mano portan un palo adornado de plumas, cascabeles y pintado con colores llamativos y en la mano izquierda un pañuelo blanco, al igual que en la cabeza y un sombrero, en el rostro una tela blanca que le cubre el rostro.

En cambio el Mallku porta un traje de características europeas de color negro, las canillas son envueltas con unas vendas abultando el pantalón, sobre su espalda un cóndor disecado con las alas extendidas sujetadas a las manos del bailarín quien debe simular el vuelo de las aves, la cabeza del cóndor debe estar encima la cabecera del danzarín.

El Conjunto Autóctono realiza sus ensayos en el Barrio Jardín, en los alrededores de la cancha que se encuentra en la zona Norte.

Negritos del pagador


Negritos: Rememoran tiempos de esclavitud



Aunque ahora se constituye en un espectáculo que forma parte del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, la danza de los Negritos no tiene otro fin que mostrar recreaciones de los tiempos de esclavitud, cuando los hombres traídos del África a ésta región de América, eran sometidos por el rigor de la fuerza de los españoles a trabajos forzados.

La historia oficial narra que en Oruro, ya al transcurrir el año 1595 existían negros africanos que en su condición de esclavos trabajaban en las minas, para satisfacer la codicia de sus captores empeñados en fortalecer la Corona de España.

Las primeras presentaciones de la danza de los Negritos, según documenta la historia se remontan a esporádicas actuaciones en época de Carnaval, pues mientras los españoles practicaban otras formas de celebración, los africanos se organizaban y a su modo instalaban una especie de rituales evocando su tierra natal.

Esta práctica subsistió y ahora está traducida en danza cuyos integrantes para asemejar a los negros se pintan diferentes partes del cuerpo, como la cara, manos y pies con betún para calzados.

La vestimenta de los practicantes de la danza consiste en un pantalón, con una tira de color en los costados, otros llevan pantalón corto dejando al descubierto las rodillas y una camisa blanca, los que fungen de caporales (para controlar a la tropa) lucen una especie de guarachera. El común para imitar a los negritos lleva gorros de lana con tejidos que semejan el cabello rizado.

La música está marcada por el ritmo que nace en sus tambores cilíndricos, maracas y el sonido que se produce en una especie de raspador. Los negros de la tropa bailan descalzos, mientras que el caporal lo hace con botas.

Según la investigación de Estanislao Aquino, antes el bloque femenino estaba integrado por cholitas, ahora se puede advertir la presencia de una especie de rumberas, que acompañan el paso de los negritos.

Conjuntos

Dentro esta especialidad existen dos conjuntos que participan en el Carnaval de Oruro: el Centro Tradicional "Negritos de Pagador" fundado el 12 de octubre de 1956, siendo sus impulsores Walter Yugar, Sabina Estívariz y Hugo Ramírez que a partir de la creación del conjunto decidieron rendir un homenaje al principal caudillo de la Revolución del 10 de Febrero de 1781, como fue Don Sebastián Pagador.

Entre tanto que en Conjunto Negritos "Unidos de La Saya" nació a la vida pública un año después, el 14 de septiembre de 1957, para también ser protagonista de la fiesta devocional que años más tarde se consagró como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Su primer presidente fue Máximo Camacho.
La danza de la Morenada





La Morenada es una de las danzas más representativas de la cultura occidental de Bolivia. Esta importancia sobresale por la difusión del baile y la música en las fiestas patronales y cívicas de las ciudades de La Paz, El Alto, Oruro, Sucre, Potosí, Cochabamba y sus alrededores. 

Su posible mestizaje inicia siempre el debate entre quienes defienden el origen netamente aymara de la danza y los estudiosos que encuentran pruebas coloniales y republicanas de la notable influencia de la cultura africana en la Morenada.

Lo incuestionable es el estado de aislamiento a que ambas culturas fueron sometidas por la corona española. Por ordenanza real ningún esclavo negro debía confraternizar con los indígenas so pena de castigo público. Esa distancia opuso a ambas culturas que, sin el uso de violencia, continuaron con sus respectivos procesos bajo el dominio ibérico. En el siglo XIX continuaron por sus lados hasta que en algún momento entre 1900 y la quinta década del siglo XX aparecieron unidas en la Morenada.

De ahí que el Moreno aparezca con máscara de rasgos negroides, sombrero de metal, chascas o peluquín, botines y otras prendas ajenas al aymara, explican los defensores de la influencia africana en la danza. Sus críticos aseguran que la cultura aymara asumió algunos rasgos negroides para ocultar su identidad en las grandes ciudades.
Lo innegable es que ahora los chóferes, médicos, ingenieros, comerciantes, carniceros, universitarios y otras agrupaciones sociales con plata, ejecutan la danza con igual corazón al ritmo de las matracas y las bandas y entonando canciones de amor, desdén o defensa de la hoja de coca.
 



La danza de los tinkus

El 'Tinkus. Es un enfrentamiento de carácter ritual que se realiza en las poblaciones del Norte de Potosi y Sur de Oruro Bolivia. El significado de la palabra Tinku es "encuentro" (de la palabra quechua tinkuy, encontrarse). En los últimos años también ha sufrido una tergiversación al ser presentada como una danza folclórica, que rápidamente se hizo muy popular, especialmente en las ciudades y que cada vez se aleja más del origen y significado propio. Éste ritual es todavía practicado en las comunidades de la región denominada Norte Potosí, siendo conservado y transmitido de una generación a la otra, para promover parte de la costumbre ancestral y del patrimonio cultural. El tinku es originario de los Laimes y Jucumanis, situados al norte del departamento de Potosí. En este encuentro ritual, que se realiza anualmente denominado Tinku, se efectúan peleas entre los varones (pero también entre mujeres y niños) de las comunidades de abajo y de arriba. Generalmente las peleas deben ser uno contra uno, pero muchas veces el excesivo consumo de chicha lleva a peleas , las que pueden causar graves heridas y hasta muerte.Es practicado como un rito ceremonial, mezclándose con la costumbre, filosofía y religión de los indigenas para su devoción mística.

Es practicado como un rito ceremonial, mezclándose con la costumbre, filosofía y religión de los indigenas para su devoción mística. Dentro del Tinku obviamente también hay música y danza (las comunidades suelen entrar en marcha tocando los ritmos de Jula-Jula, pero no lo tocan en las ciudades como se comercializa el tinku). Los combatientes entre los que se destacan los “Warakkaku” y “Makhanaku”, se enfrentan cuerpo a cuerpo en las que desarrollan sus diferentes técnicas de pelea varonil en un ambiente guerrero. Según cuenta una leyenda, uno de los combatientes que ha sido vencido debe derramar su sangre con abundancia como un sacrificio u ofrenda, esto para fertilizar a la madre tierra, conocida comúnmente por estas comunidades como la Pachamama, para que no les falte jamás la cosecha. Aunque algunos críticos dispares explican también la causa generadora de esta práctica ancestral, que nace como consecuencia de la simbología del machismo y otra por la defensa de sus terrenos o del patrimonio territorial, principalmente por los laimes, jucumanis, cacachacas, etc.; ambos grupos subétnicos conocidos también como los ayllus pertenecientes al norte de Potosí y al sur del departamento de Oruro.

La danza del "tinku" se baila en las diferentes ciudades de Bolivia y del norte de Argentina, y dentro de si misma las peleas sólo se representan como una expresión artística, como son los enfrentamientos y las aglutinaciones en los diversos sistemas de combate (lucha similar al judo y boxeo, como también a los ejercicios de entrenamiento militar que se practican en los Estados Unidos). Esta representación que se ve en dicha danza, sucede verídicamente en esta región del departamento de Potosí y en algunas localidades andinas principalmente dentro del territorio nacional. Durante el combate, dichas comunidades indígenas utilizán también armas típicas tradicionales de los incas como los boleadores, azotes, lazos etc..

Algunos antropólogos creen que la tradición del Tinku equivale a la cultura Moche, donde las tribus vecinas lucharían anualmente. Finalmente el término tinku quiere decir lucha y pelea, como también cita amorosa.
Ultimamente las peleas está ya controlada y vigilada a manera de un árbitro, algo parecido como sucede en torneos de un Knock Out, como son las autoridades máximas de estas comunidades; el Cacique y el Alcalde Mayor. Quienes por demostración de su don de autoridad y como medio de coerción y obediencia, blanden un látigo contra quienes no observan las reglas previamente acordadas.
Tinku es una palabra quechua que significa "encuentro, unión, equilibro, convergencia". Tinku es el nombre de las peleas rituales en las que se encuentran dos bandos opuestos, frecuentemente llamados Alasaya (lado de arriba) y Majasaya (lado de abajo). Parece un combate guerrero, pero en realidad se trata de un rito puesto que une en lugar de separar. El Tinku es el encuentro de dos elementos que proceden de dos direcciones diferentes: Tincuthaptatha, encuentro de los que van y vienen en el camino. No se trata pues, que uno de los dos elementos aplaste y derrote al otro, la oposición no es "a muerte", sino "a vida". De la oposición nace la vida, es el ámbito de la fecundidad y la reproducción. Originalmente esta danza se baila al compás de instrumentos de cuerda, consistente en pequeños "charangos" fabricados con madera y cuerdas metálicas, en ritmo denominado "quinsatemple" y cánticos ejecutados por las mujeres acompañantes de los danzarines, que con voces agudas, ejecutan huayños tradicionales.

Caporales. Historia de una danza

El 4 de diciembre se intentará reunir a más de 5.000 danzantes para incluir el baile en el Guinness de los Récords. La familia Estrada Pacheco da paso hoy al recuerdo.

Un toque de twist norteamericano, una pizca de la tuntuna yungueña, otro tanto del k'usillo andino y listo. Una de las danzas folklóricas más representativas del país, los caporales, nació así hace más de 30 años de la inquieta imaginación de los miembros de la familia Estrada Pacheco.
Fue simple, "nada de complicados estudios antropológicos ni profundas investigaciones históricas", confiesa con un dejo de ironía Víctor Estrada Pacheco, quien atesora aquellos inicios en un archivo de fotografías en blanco y negro que cuelgan en las cuatro paredes de su sala. Junto a esas imágenes, un clavo resguarda el traje original de caporal con el que hace tres décadas Estrada encandiló, junto a los integrantes de la Fraternidad Urus, a los espectadores de la entrada del Gran Poder.

Esa vestimenta lleva tres años acumulando polvo en sus pliegues, pero no porque el tiempo haya dominado las dotes de bailarín de Estrada. Víctima de una insuficiencia renal, los cadenciosos pasos del danzarín de 57 años están ocupados ahora recorriendo los pasillos del Hospital General, con el único objetivo de mantenerse con vida.

Propuesta "made in" Chijini

"El folklore es para indios". Esa idea predominaba en gran parte de la sociedad boliviana a comienzos de los años 60. Entonces, las expresiones folklóricas se manifestaban casi clandestinamente en las calles de las laderas de la urbe paceña.
Es precisamente en esos años que Víctor caminaba por las arterias de Chijini con parlantes y una surtida colección de discos de moda para amenizar fiestas juveniles.
Claro, su pasión por las expresiones folklóricas —infundida por sus padres, reconocidos promotores del Gran Poder— provocaba que de rato en rato el adolescente incluyera en el repertorio musical alguna que otra ilustre morenada.
"No gustaba..., la gente comenzaba a silbar al escuchar los primeros acordes", recuerda sonriente.

Pero más que la música, la obsesión de Víctor, sus hermanos y un grupo de amigos del barrio Chijini eran las danzas folklóricas, en especial las autóctonas, que por esos años eran muy poco conocidas.
Con el característico ímpetu juvenil, los jóvenes formaron un cuerpode baile que se presentaba en peñas y teatros con las danzas del k'usillo, kullawada y kallawaya.
Pero no fue hasta la presentación de los negros de Tocaña —a fines de los 60, en La Paz— que la familia Estrada Pacheco decidió arriesgarse e inventar una nueva danza, inspirada en la vestimenta y la música de los afrobolivianos.

Reconocido empresario de espectáculos fue Alberto Pacheco el primero en ser seducido ante los cadenciosos ritmos y danzas de los descendientes de África. Decidido, Pacheco gestionó la actuación de los yungueños en La Paz.
"Los comunarios le dijeron que debía pedir el consentimiento del capo, el caporal; un viejo negro de buzo, blusa y sombrero de ala ancha". Además, "tenía un machete y dos cascabeles en las botas con los que anunciaba su presencia", dice Víctor Estrada, sobrino de Pacheco.
"'¿Cuánto nos va a cobrar?', le interrogamos al caporal, y él nos dijo que no quería dinero, sino latas de sardina Lombarda. Y se las dimos".

Así, en 1969 la ciudad de La Paz presenció por primera vez las expresiones de los afrobolivianos. Y los más de 35 comunarios de Tocaña causaron una gran sensación.
"Días más tarde de esa actuación, nos reunimos para dar vida a una nueva danza que fuera tan alegre y espectacular como la de los negritos", explica Vicente Estrada, hermano menor de Víctor.
Ese día se elaboró el diseño de los trajes, confeccionados luego de forma artesanal por Víctor Estrada. Su hermano, Vicente, tomó la batuta del grupo y se encargó de recoger las ideas de sus miembros.

La indumentaria era sencilla. Elaborado con tela charmé, el traje consistía de un buzo blanco y una blusa roja de manga ancha, ambos adornados con escasas lentejuelas. Además, los diseños incluían una faja negra, un sombrero de paja de ala ancha y botas negras con dos cascabeles. La pieza final era un látigo, en vez del machete original.
La secuencia de la danza del caporal fue aún más difícil de idear. Pasos saltados con pies en la rodilla, piruetas, volapiés, cruces de pies... Al final, "creamos seis figuras en la casa de mi padre, debajo del puente Abaroa", explica Vicente.

Hoy, como en toda historia de este tipo, los hermanos Estrada Pacheco muestran sus diferencias a la hora de recrear aquellos días. Así, la creación de la música, por ejemplo, divide sus muchos recuerdos.
Víctor afirma que fueron los integrantes de Los Payas los primeros en componer los ritmos del caporal con los sonidos de la tuntuna, ritmos que luego fueron copiados por una banda. Por su parte, Vicente aclara que la música fue compuesta originalmente por una pequeña banda sin mucha experiencia, llamada Las Sombras Fantasmas, del pueblo de Tiwanaku. Según el folklorista, los músicos construyeron el pegajoso ritmo caporal imitando con sus instrumentos los tarareos y los silbidos de los jóvenes bailarines.

Lo cierto es que luego de largas y extenuantes jornadas de prácticas, y algunas esporádicas presentaciones, los hermanos Estrada Pacheco, junto a más de 100 bailarines, conformaron la fraternidad Urus y tomaron la decisión de llevar su danza al evento folklórico más importante de La Paz: la fastuosa entrada del Señor del Gran Poder.

El inicio de la leyenda

"Así se baila, así se canta la danza del caporal. Somos los Urus, somos los Urus muchachos de corazón". Con esa lírica, creada por Santos Pacheco, la Fraternidad Urus ingresó en 1972, con su innovadora creación, en el Gran Poder.
"Fue toda una sensación, algunos nos veían con la boca abierta, sorprendidos. La gente se levantaba de sus asientos y trataba de imitar los pasos", rememora René Quisbert, entonces de 17 años. Ese año, el grupo de jóvenes obtuvo el primer premio, el Carmen Rosita. Y el éxito se repitió durante los siguientes años.

"La gente nos esperaba por toda la avenida Buenos Aires y cantaba con nosotros nuestras letras. Muchos jóvenes venían y nos rogaban para ingresar a la fraternidad, pero ya no se podía recibir tanta gente", resume Eddy Pacheco, quien no dudó en renunciar a su trabajo sólo por marcharse de gira con los Urus.
La recién nacida danza del caporal repercutió en el exterior y la Fraternidad Urus recibió su primera invitación para salir del país. Fue en 1975, para celebrar el aniversario de la ciudad peruana de Cusco.
Fue precisamente en ese viaje donde la fama de Wálter Tataque Quisbert, entonces de 17 años, comenzó a ser labrada. "La primera vez que entró a la sala de ensayos las chicas gritaron de susto", recuerda Vicente Estrada, quien confiesa que fue una tarea titánica "doblegar los pies de plomo del gigante".

Pero Quisbert no desmayó y las anécdotas comenzaron a acumularse. Años después, luego de culminar el recorrido del Gran Poder, civiles armados esperaron al boxeador de más de dos metros de altura.
"Asustado estaba el Tataque y comenzó a llorar pensando que lo iban a matar. Yo exigí acompañarlo en la furgoneta que nos llevó con nuestros trajes al Palacio de Gobierno". Allí, "el presidente Hugo Banzer, que lo había visto desde el palco de honor de la entrada, pidió que el 'Tataque' pasara a ser su guardaespaldas", narra Estrada.

Más que una simple moda

A partir de 1977, la fiesta del Gran Poder contó con la inclusión de nuevos grupos de caporales, conformados por los antiguos integrantes de la Fraternidad Urus. Nacieron así los grupos de los hermanos Escalier, Chuquiago Producción y Bolivia Joven 77, entre otros. Desde entonces se incluyeron guarachas en las mangas de las blusas, los pasos se fueron incrementando y la indumentaria comenzó a ser estilizada cada año.

El salto definitivo de la danza de los caporales, además de la presentación del baile en el carnaval de Oruro, fue en los años 80 durante la entrada universitaria. Entonces, un grupo de jóvenes de la Universidad Católica Boliviana se propuso investigar y bailar la danza.
"El resto es historia", concluye Víctor Estrada, quien debido a su grave enfermedad sólo puede observar desde las graderías a la nueva generación de Urus, pues dos veces por semana el mayor de los hermanos Estrada se somete a hemodiálisis en el Hospital General.

El folklorista, que el 2001 recibió un diploma del municipio de La Paz "por su aporte a la cultura paceña con la creación de la danza de los caporales", no cuenta con apoyo estatal ni un seguro médico.
"Gastamos alrededor de 350 bolivianos en cada sesión, lo que incluye el material para realizarlo", sostiene Carmen, la esposa de Estrada, y en su rostro se dibuja la desesperanza al corroborar que los gastos obligaron a la pareja a poner su casa de toda la vida en venta.
Hoy, varias iniciativas se anuncian para apoyar a Víctor Estrada, pero para el artista la mejor contribución es que las actuales fraternidades de caporales en el país no olviden el origen de la danza.

Ese es igual el objetivo de la Organización Boliviana de Defensa del Folklore, que está organizando para el 4 de diciembre el encuentro de 5.000 caporales para incluir la danza en el Guinness de los Récords.

La Diablada y sus orígenes.

El origen de la diablada viene de forma paralela con el origen del carnaval de Oruro, ya que la danza de la diablada muestra una cosmovisión profundamente entroncada con el culto andino del maligno "supay" , de "Wari" dios de las montañas y el diablo de la liturgia católica. 
La religión católica implantada por la Corona española en sus colonias, fue diseñada como un sistema educativo para la conversión de indígenas adultos depurando sus costumbres paganas mediante, por ejemplo, los autos sacramentales y procesiones o entradas. 
Los conquistadores querían cristianizar a los indios; practicaban la catequesis del cristianismo contra el paganismo. Pero el mutuo influjo religioso produjo un sincretismo peculiar en nuestra sociedad.


El Ministerio de Culturas de Bolivia informó, el miércoles, que acudirá en los próximos días ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya por apropiación indebida del patrimonio cultural por una representante peruana en el concurso Miss Mundo, que se presentará con un traje de La Diablada, una danza inscrita como típica boliviana en la UNESCO.


Testimonios

La demanda será argumentada con un aporte de la Alcaldía de La Paz que, mediante investigaciones de una hemeroteca, reveló que medios escritos del Perú de los años 60 afirman que La Diablada es una danza propia de Bolivia.
"Son testimonios de los propios medios de comunicación peruanos que hace 45 años en un festival folklórico reconocen el origen boliviano de la danza de La Diablada", informó el director de Gobernabilidad del municipio paceño, Pedro Suz.
Precisó que el 25 de julio de 1964, el diario El Comercio de Perú en su primera página destaca dos aspectos del desfile folklórico "con la participación de integrantes de La Diablada de Oruro".
El 30 de diciembre de 1964, ese medio escrito, sostiene "que las presentaciones de La Diablada de Oruro fueron el folklore nato de Bolivia".
Además, el 26 de junio de 1964, señala "que ha despertado enorme expectativa en toda la ciudadanía la presentación del conjunto coreográfico boliviano La Diablada".
Por su parte, Groux señaló que la documentación, que tiene origen en Perú, formará parte de las investigaciones realizadas en Bolivia.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Morenada Cocanis y Caporales San Simón ingresarán primeros en el Carnaval 2013


http://lapatriaenlinea.com/?nota=121691

San Simón será uno de los primeros conjuntos folklóricos en ingresar en el Carnaval 2013
La Morenada Central Oruro fundada por la Comunidad Cocanis y la Fraternidad Folklórica y Cultural Caporales Universitarios de "San Simón", fueron sancionados por los presidentes y delegados de la Asociación de Conjuntos del Folklore Oruro, (ACFO), por faltas al reglamento de su ente matriz, la pena consiste en que participarán dentro de los primeros conjuntos del rol de ingreso del Carnaval 2013.

La sanción se refiere a la pérdida de puestos en el caso de la Morenada Central Oruro fundada por la Comunidad Cocanis, por infringir el reglamento del Carnaval de Oruro 2012.

En el caso de la Fraternidad Folklórica y Cultural Caporales Universitarios de "San Simón", la ACFO intervendrá en la reorganización de esta institución que es parte de la Obra Maestra, de esta forma se pretende lograr la armonía, bienestar y fraternidad entre los danzarines.

En tal sentido se designó para la intervención de los Caporales San Simón a los delegados de los diferentes conjuntos folklóricos afiliados a la ACFO, entre ellos a Pablo Ayllón, Jorge Arenas, Jorge Bilbao y Patricia Peláez.

De esta forma, en el reglamento del Carnaval de Oruro 2013, se estableció un nuevo orden de ingreso, por tanto la cofradía de la ACFO iniciará la peregrinación portando la imagen de la Virgen del Socavón, seguida de la comitiva oficial.

En el caso de los conjuntos folklóricos, tendrá una variación, a comparación de años anteriores, los grupos sancionados ingresaban al último, pero a partir del 2013, estos conjuntos serán los primeros en participar en el Primer y Último Convite además del Sábado de Peregrinación, cumpliendo de esta forma con el rol establecido; el Domingo de Corso retornarán a sus respectivos grupos.